Malagueña, 36 años. Estudió Derecho en la UMA y Dirección Escénica y Dramaturgia en la ESAD. Se dedica a la dirección de proyectos, a viajar por el mundo cada vez que puede y a escribir pudiendo o ...mehr sehenMalagueña, 36 años. Estudió Derecho en la UMA y Dirección Escénica y Dramaturgia en la ESAD. Se dedica a la dirección de proyectos, a viajar por el mundo cada vez que puede y a escribir pudiendo o sin poder. Escribe desde que los cuadernillos Rubio la ayudaron a unir las letras con seis años. Hasta entonces vivía extrañada porque no sabía qué forma tenían las palabras ni qué tamaño en el papel el enfado o la alegría de los adultos que movían los labios desde arriba. Al crecer siguió escribiendo por todas partes, en las paredes de casa, en el teléfono, en papeles, en la superficie a la que antes llegara. A menudo no tenemos la menor idea acerca de muchas cosas, sobre todo, de las «normales», pero la ciencia dice que la mina de un lápiz y un diamante son exactamente lo mismo. Carbono. Todo lo gris que escribimos a lápiz, sabiendo que este es una mina y por lo tanto alótropo del carbono, se puede acabar convirtiendo en diamante. Creo que las dos chicas de este libro siguen igual de locas, pero de gris en gris vomitan diamantes.weniger sehen